
El nombre del flamante campeón del mundo, Lewis Carl, tiene una sencilla explicación: Anthony Hamilton, el padre, se quedó asombrado de la actuación de Carl Lewis en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles1984 y, meses después, decidió homenajear al velocista con el nombre de su hijo. No tendrá ningún fundamento científico, pero la velocidad también ha estado presente en la vida del joven británico, nacido en una familia humilde. Sus padres se divorciaron cuando tenía dos años, algo que acabó marcando su vida y la de su hermano Nicolas, con parálisis cerebral.
Anthony, como hicieran los padres de los últimos campeones de la F1 Fernando Alonso y Kimi Raikkonen, fue un superempleado más, para poder mantener los costos, que suponía que Lewis corriera con karting desde los ocho años. Y es que, el actual campeón del mundo era un niño muy nervioso y necesitaba descargar adrenalina. Para no perderlo de vista sobre el circuito, Anthony Hamilton le compró un casco amarillo, del mismo color que luce en la actualidad el británico.